Cuando hablamos de presión de vapor nos referimos a
una sustancia que sufre un cambio de estado, de líquido a gaseoso, alcanzando
un equilibrio dinámico entre sus dos fases; la fase líquida y la fase gaseosa o
de vapor. Para que suceda dicho cambio se debe someter la sustancia a una
temperatura adecuada.
Este término lo relacionamos con la “evaporación”,
pero existe una diferencia, este fenómeno solo ocurre cuando el líquido se
encuentra en un recipiente cerrado, donde la temperatura y la naturaleza propia
del líquido actúe ante el ambiente. Durante este proceso encontramos la
condensación, que sucede cuando el fenómeno ya ha ocurrido y este alcanza su
límite y las moléculas chocan entre sí o en la pared del recipiente y vuelven a
su estado natural.
Para calcular la presión de vapor
en líquidos se debe utilizar un isoteniscopio.
Por ejemplo, tenemos a la mano una jeringuilla y
realizamos presión en el apoyo del émbolo y al mismo tiempo en el pabellón,
notaremos como el líquido al aumentar la temperatura y con ayuda del tiempo,
ciertas moléculas de agua se pegaran en la pared y este fenómeno se efectuará.
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